miércoles, 27 de octubre de 2010

L O V E .



 Sonríe y lo besa con pasión. Y se divierten. Sí. Un beso divertido, con la lengua; un beso que sabe a amor y a juego. Lleno de sabores buenos y de deseos y de mar abierto y de tantas cosas más.

Una lengua que tiene sueños que contar.

lunes, 25 de octubre de 2010

por siempre.

"No tengas miedo", le susurré.
"Somos como una sola persona".

De pronto me abrumó
la realidad de mis palabras.

Ese momento era tan perfecto, tan auténtico.
No dejaba lugar a dudas.

Me rodeó con los brazos,
me estrechó contra él
y hasta la última de mis terminaciones
nerviosas cobró vida propia.
"Para siempre", concluyó.

(Amanecer)


viernes, 22 de octubre de 2010

                 A veces miro el mar, ese eterno movimient, pero dos ojos son pocos para esa inmensidad, y comprendo que estoy solo. Y paseo por el mundo y me doy cuenta de que dos piernas no bastan para recorrerlo todo...


lunes, 18 de octubre de 2010

Caminos



Se hace camino al andar pero, ¿y cuando no se sabe hacia donde hay que andar? ¿cuando hay dos caminos y no sabes cual elegir? creo que ahora mismo me perdí y no se hacia donde tengo que ir. Una parte de mi dice que para un lado pero otra que para el otro. Si elijo uno, probablemente me arrepienta de no haber cogido el otro pero, se también que no estoy segura de si tengo que coger justo ese que veo delante y no se si con tantas dudas debo hacerlo.


domingo, 17 de octubre de 2010

Noche.


Noche ciudadana, noche de personas que se adormecen y de otras que no lo consiguen. Noche de pensamientos ligeros que mecen el sueño. Noche de miedos y de incertidumbres que lo hacen desaparecer. Noche de pensamientos y de amores para abrir esos brazos a nuevos mundos...


sábado, 16 de octubre de 2010

viernes, 15 de octubre de 2010

Me sentía atrapada en una de esas pesadillas aterradas en las que tienes que correr, correr hasta que arden los pulmones, sin lograr desplazarte nunca a la velocidad necesaria.
Las piernas parecían moverse cada vez más despacio mientras me esforzaba por avanzar entre la multitud indiferente, pero aún así, las manecillas del gran reloj de la torre seguían avanzando, no se detenían; inexorables e insensibles se aproximaban hacia el final, hacia el final d todo.
Pero esto no era un sueño y, a diferencia de las pesadillas, no corría para salvar mi vida; corría para salvar algo infinitivamente más valioso. En ese momento, inculuso mi propia vida parecía tener poco significado...